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Julio Antonio Vila Betancour es una de las personalidades a la que está dedicada la Jornada de la Cultura Antillana. Desde pequeño sintió vocación por la Medicina, por lo que en 1980 matriculó la carrera, siendo reconocido por sus méritos académicos, políticos y culturales. En la etapa de interno integró el contingente rural Comandante Manuel Piti Fajardo, siendo ubicado en el hospital rural de montaña Hermanos Carbó, en Sagua de Tánamo. Fue fundador del Plan del Médico de la Familia en dicha zona en el año 1988, ocupando su dirección.

En el año 1989 fue seleccionado para cumplir misión internacionalista como pediatra en la República Popular de Etiopía por 2 años, enriqueciéndose aún más su experiencia profesional.

Ernesto Benítez Suárez es una de las personalidades a la que está dedicada la Jornada de la Cultura Antillana. Inició su labor como instructor de danza empírico en la casa de la cultura “Adelaida del Mármol” del municipio Antilla en el año 2000, matriculando un año más tarde en el curso de titulación para instructores de arte impartido por el Centro Provincial de Superación para la Cultura. En el 2004 se graduó con excelentes resultados y muchos han sido los logros de su carrera artística, entre ellos: la creación y dirección de diversas agrupaciones danzarias, con lauros municipales, provinciales y nacionales.

Alexis Quiñones Escobar es una de esas personas “que vibran, que no hay que empujarlas, que no hay que decirles lo que tienen que hacer”, al decir de Benedetti. Lo conozco hace mucho tiempo, desde que era uno de los cuadros que dirigía el preuniversitario donde yo estudiaba. Siempre sobrándole ACTITUD Y y APTITUD. Con el paso del tiempo continuamos coincidiendo en disímiles escenarios, y él tornándose paradigma.

Decía Gardel que veinte años no es nada, pero Alexis piensa lo contrario, pues ese mismo tiempo lo dedicó al trabajo partidista, y para él significaron mucho.

Por estos días previos al 155 aniversario del desembarco del vapor Perrit por el Ramón de Antilla, el centro mixto que lleva su nombre desarrolla un apretado plan de actividades alegóricas a este acontecimiento ocurrido el 11 de mayo de 1869, a escasos meses del inicio de la gesta independentista. En él se evidenció la cooperación internacionalista con las tropas mambisas cubanas, y la valentía de ambas partes durante los diferentes enfrentamientos. Los mencionados combates fueron producto del descubrimiento por las autoridades españolas del plan de desembarco. Este hecho tiene una gran importancia histórica debido a que en aquellos días tan difíciles, dió nuevos bríos a la Revolución en la zona oriental.

Según la mitología griega, los mortales eran bendecidos por la gracia de las deidades supremas, que lanzaban desde el Olimpo toda clase de riquezas espirituales. A unos los distinguía la bondad, a otros la inteligencia, al de más allá, la valentía...y había seres escogidos que las poseían absolutamente todas. Si George Peña Cruz hubiera nacido en la Grecia antigua, sin lugar a dudas sería uno de esos seres privilegiados.

Pero nació en la Cuba del siglo XX, y desde pequeño despuntó por su descomunal inteligencia, siempre acompañada de una sencillez poco común en esas mentes prodigiosas. Por eso George creció admirado, pero sobre todo, querido por todos. Si hubiera adolecido de ese gran corazón, de nada le hubieran servido sus millares de títulos y categoría científica.